Esta vez el hombre Luna ha amenazado con desaparecer bajo la lluvia,pero ha olvidado recoger su paraguas.Hay pájaros en las escaleras que me dicen que me gire,pero mi orgullo me impide que lo haga otra vez.
El sueño se repite una y otra vez,aunque a veces cambian los colores o los zapatos del hombre Luna.
Me levantó de un sólo golpe,el aire huele a café.La perra me tira de las mangas para que juegue,pero no puedo perder el tren.Voy para nada a la ciudad,no tengo interés.me saluda un mar gris como los ojos de él,pienso en el concierto de la otra noche y Marc de Sidonie pronuncia en mi cabeza "Te quiero"y retumba.No sé si es real o estoy soñando,pero llueve y se moja mi carpeta de flores y mariposas,suerte que es tela y no papel.
Ya subida en el tren que va a buena velocidad,recuerdo la mañana en pequeños fotogramas.El olor a café,las calles que son de mar sin vacaciones y dos chicas que se pelean en la puerta de un comercio,mientras un pobre hombre refugiado en un portal implora al cielo y a las nubes que deje de llover.La vida es injusta,nos perdemos en nada importante y vagamos por lugares que no importan nada aunque sirvan de mucho en este mundo pactado,fingido donde nada importa,salvo trascender.
¿Lo hacemos?Sólo hace falta volver a tener ciertas ganas de escribir.
Desempolvar las cajas, las libretas...volver a dibujar.
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