jueves, 2 de junio de 2016

DESFILE EN TECHNICOLOR



Fue durante aquél verano atípico.Estaba tan acostumbrada a que nada saliera bien,a que las alegrías fueran acontecimientos aislados,que no reparé en que el resplandor esta vez no era de carácter fulminante.
El día del desfile,salí a la calle como si nada,con aquél vestido de flores y el pelo recogido.La música se oía a distancia y al ver la multitud de gente me acerqué.Banderas de casi todos los países,vestidos típicos del lugar y hasta trajes regionales asturianos o castellanos. En un instante pasé de ver gaitas y jotas,a gondoleros mezclados con el ejército de Napoleón ,rodeado a su vez de hermosas mujeres bailando como en el Molino Rojo.Y allí estaba yo,un sábado más,sola entre la multitud.
Otra vez en un lugar nuevo  reluciente a veces,otras...opaco, dependiendo del día.
El caso es que estaba tan ensimismada ,que no me dio tiempo a reparar en aquél monje blanco enmascarado que venía hacía mí.Si me llego a dar cuenta,seguro que salgo corriendo,pero en cambio me quedé inmóvil.Para mi sorpresa se acercó,me abrazó y me llenó de confeti de colores por todas partes.Y ahora,desde ese día de desfile, ya no soy la misma.Algo pasó y ahora el resplandor de lo que me sucede llega hasta la playa.No soy radiactiva,eso no,pero algo es distinto.
Es algo que no se puede ver a simple vista,como si un algodón de esos de las ferias me envolviera...solo espero que el estado de ph neutro dure todo el tiempo posible,porque si no,tendré que buscar al monje blanco que vino con esos extraños duendes del frío.

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