martes, 26 de abril de 2016

EL VESPINO ROSA


Zoe vivía siempre a ras de cielo, probablemente aun sin saberlo desde siempre.
El día que se mudó al piso de la calle Río Tinta fue la primera vez que fue consciente de aquello. Durante mucho tiempo aquella manera de sentir y de percibir las cosas le había ocasionado más de un problema. Nunca se había parado a pensar demasiado ,pero la gente iba y venía y entraban en su vida como un ciclón para luego desaparecer. A veces era cuestión de cambiar de trabajo o de casa en la ciudad para que todo su universo al que aferrarse cambiara. Las caras se iban diluyendo y regresaba su confidente, soledad, antes de que pudiera darse cuenta y así lanzar una cuerda para sujetar a sus amigos que se iban a la deriva o se hundían en el Titanic. Ella siempre era la misma, con sus días altos de cumbre y sus bajos de arena movedizas. Alegría y tristeza ,como la vida. Una dualidad mal entendida porque sólo había cabida para una cosa...polo positivo o negativo, lo cual, nunca acertaba  a comprender. El último verano allí, empezó a fabricar varios objetos extraños. Comenzó por lo más pequeño,un escudo .Le siguieron aquellos botecitos de extraños caramelos de realidad ;y al fin su mayor logro. Se trataba de un muro.Era un muro de contención ,de contención de las emociones. Así, cuando las palabras de otros o los lazos de unión se rompieran, siempre estaría preparada para que saliera sólo un polo, siempre el positivo sur. Orgullosa de todo lo construido ,decidió la tarde señalada asistir a varias conferencias para obtener otros puntos de vista distintos.
En el hotel Bahía de Plata se anunciaba un espléndido cartel donde los escritores más punteros en libros de autoayuda y terapias alternativas habían congregado a una gran masa de almas perdidas en delirantes y diferentes derivas. Sólo se quedó con unas palabras...las de Maura:
 
"A veces las cosas son así y no dependen de uno. Habrá gente que siga en tu autopista siempre aunque pare en distintas estaciones de servicio; la energía de las personas debe estar en consonancia".
 
Camino de casa ,su vida en distintos fotogramas se iba sucediendo de un modo inusual. Todo iba a cámara lenta. Sonrío al pensar en Iván que como ella no soportaba a Haneke.
Posiblemente sus objetos inanimados construidos con tanto tesón no servirían de nada, nunca tendrían alma. Quizás era el momento adecuado de darle un giro a sus días y romper con todo. Otra ciudad,  otro cielo y distinta lluvia.
El día veintitrés de un mes de número siete decidió mudarse. Mudarse de ciudad, de tristezas y hasta de alegrías. Pero¿ y mudarse de piel? ¿Podría ser posible... o no?Ser lo que siempre había querido ser, hacer de una vez lo que le apeteciera. Todo esto se iba forjando en su cabeza como una película francesa, perfecta y nada desdeñable,aun a sabiendas de que en toda libertad siempre se gesta algún tipo de suicidio o incluso de homicidio. Pero el sabor de licor de cerezas que supondría el lanzarse al vuelo era más poderosa que nada ni nadie.
El día que llegó al pueblo de mar supo que algo cambiaría para siempre y que sus datos ya nunca serían inmemoriados y que la incógnita de su existencia al fin sería despejada.
Cuando abrió la puerta del dormitorio y soltó la maleta gris sobre la cama,bajo esta apareció un pequeño fragmento .Era un objeto curioso,parecía un resto del objetivo de una cámara.A la luz de la ventana parecía contener una imagen suspendida y un mensaje.Aquellas letras parecían decir...léeme,atrápame.Eran demasiado pequeñas sin ninguna lente de aumento ,por lo que decidió sacar todo el material extraño que contenía su inmenso bolso negro.
Sacó una lente especial que parecía sacada de otra era y acercó el fragmento de cristal envuelto en misterios.Y allí ante su perplejidad apareció ella ,viviendo otra vida, la de su imaginación. No había ni pasado, ni futuro. Solo ella y todos los que se habían cruzado para bien en su autopista. Todo iba a su ritmo, ni lento ni rápido. El blanco y negro había pasado a technicolor ,aunque también  había lágrimas.En un basurero similar al de Sao Paulo, un muro de contención y unas pastillas para no soñar,lloraban desconsoladas su suerte gritando un mensaje ininteligible:
"Los polos, los polos...Los polos opuestos nunca pueden hacer las paces"

1 comentario:

  1. viviendo lo que yo estoy viviendo últimamente, me quedo con tu última frase... los polos opuestos jamás deben hacerlas paces....
    me encanta sumergirme en tus maravillosas historias.
    un beso.

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