miércoles, 30 de diciembre de 2015

HASTA MAS VER


Se acaba un año más y yo quemaré los deseos escritos en esa hoja que simula el acebo.
Dos mil quince comenzó junto al mar en un viaje relámpago y este va a empezar pronto en aquél lugar en el que no nací pero donde siempre me he sentido realmente en paz. Porque allí no hay pérdida ni tristeza. Allí, en la costa malagueña nada se estanca y el horizonte se ve tal cual, liviano y sin nada más. Los días transcurren con las posibilidades que aquí se cierran, quizás sea cosa del destino...quizás allí he sido tan feliz y he atesorado tantas risas y buenos momentos que siento que puedo con todo. Volver a sentir que puedo volverme volátil y que esta casa que parece alegre y me pesa demasiado de paso a cosas nuevas, a gente nueva sin peso de un pasado.
Volver allí donde el gentilicio se funde con las letras de donde procedo, regresar a las calles que vieron de niña a mi madre y sentir que toco el cielo y tierra trazando la línea de la vida con el dedo índice de mi mano izquierda. Apuntando con firmeza a mi estrella de mar.

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