viernes, 2 de enero de 2015

NACÍ EN EL MEDITERRÁNEO


Regresar allí es un buen comienzo. Pasear por el puerto mientras se apaga el sol y se enciende la ciudad siempre me pone de buen humor y aleja la tristeza y mis miedos.
Nochevieja comenzó con un principio de gripe como es tradición pero se obró el milagro y salí a respirar la brisa que traía el mar. El pueblo estaba engalanado para la ocasión y me trajo recuerdos de infancia con sabor a leña y nieve, pero no, el mar a sólo metros. La música era tan horrible en la carpa de la plaza del pueblo que la noche parecía no arrancar, hasta que encontramos un pub de guiris con música en directo. Cervezas a precio normal y versiones de Joe Cocker, Lisa Stansfield ,Ace of Base ...hicieron de la noche algo más que novedoso.
No pedía encontrar un sitio donde me pusieran la música que escucho, pero sí salir del ciclo interminable de las bachatas y la versión más choni de Shakira en formato musical.
Mi proceso gripal regresó al tiempo que se esfumó el encantamiento y volvió a estancarse para disfrutar de un día 1 de sol en el que acabé en tirantes pateándome media ciudad y esperando a que Málaga se encendiera de Navidad, con las calles a reventar y una magia de antaño con sus tiendas variopintas y los vendedores de almendras, lo cual me hizo pensar en mi madre. Quizás hay cosas que se heredan y ella se enamoró de esta ciudad con la que yo tengo un algo especial.

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