sábado, 6 de septiembre de 2014

Cuéntame al oído

Aquellas no eran horas para hablar de Kant ni de Locke. No lo eran tampoco para pensar en paraísos perdidos ni para jugar a ser nómadas. Casi siempre iba apurada de tiempo, nunca le pillaba cerca  el centro en el que estudiaba y además era lenta por la mañana. Era como si las pilas que necesitaba su corazón fueran poco a poco recargándose con la luz del día o con algo que para ella se pudiera catalogar de ilusionante. Como ya he dicho no eran horas para hablar de cordobanes sin un escenario propio ni para hablar de la Guerra Civil sin el testimonio de aquellos que la sufrieron. Y pensaba en su abuela y en las películas recurrentes que en el futuro se rodarían.
Odiaba el cambio de hora y la pesada carga del mes de Octubre en el que salía algo abrigada para a las dos y media querer ir medio desnuda bajo ese sol de verano, se cansaba ,se hastiaba.
Le agotaban los días sin promesas, el no tener claro hacia donde se dirigía; si tenía vocación o si estudiaría porque era para lo que llegaba la nota o donde llegaba su economía. Pero, aún así, no eran horas...no lo eran para leer el Libro de Buen Amor y escuchar a Ramona recitarlo como un juglar; pero esta vez no porque no le gustara o se desentendiera, sino porque su poder de abstracción la reportaba tan lejos como quisiera y necesitaban devolverla con el procedimiento de una auténtica sesión de hipnosis, porque ella imagina siempre para bien y para mal, pero sobre todo imagina más que nunca cuando alguien accede a leer para ella, pausado  con la perfecta entonación.

4 comentarios:

  1. El mundo de los soñadores. Necesitamos a los realistas para que nos devuelvan a la tierra, si no, nos pasaríamos media vida en él.

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    1. Pues no veo yo para qué, ya hay demasiada dosis de realidad todos los días y a todas horas. Si no fuera por los sueños y esos ratos entre nubes...¡eso no resta que a veces caiga uno de bruces !aunque al final cada vez vamos menos lejos de caer de pie.

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  2. las que somos soñadoras no tenemos remedio..... yo por suerte o desgracia tengo muchos a mi alrededor que me recuerdan constantemente mi realidad....

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    1. No nos van a robar la ilusión jajjajajja Sigo pensando que esto debe ser un baile de ilusiones, cuando todo se vuelve tan duro y cruel toca envolver tanta realidad y darle un toque; si no...uno muere poco a poco.

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