Cuando llegué su carácter arisco se había transformado, todo lo que reclamaba eran mimos y atención. Al poner el primer pie cargada con ropa mezclada con todo y con sabor a mar ,me sentí realmente extraña. Vaya , pensé, aquí no rondaba el olor a mandarinas, ni todavía serpenteaban los libros nuevos como cuando llega un Septiembre. Aún así, cuando vuelvo de vacaciones la casa me parece más grande y bonita; y me dedico a explorar cada rincón como si fuera nuevo y reluciente, aunque las pelusas y las capas de polvo en las que escribir hayan campado a sus anchas...pues yo les dejé agua y comida por todas partes como a mi adorado señor DON GATO.
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