CONSERVO TODO...¡HASTA LA PULSERA DE LEOPARDO!

El mismo césped que ayer pisé y que anoche vibró ,descansará hasta el año que viene. No sé si este año habrá fiesta en la playa, pero aún así es día de celebración en el pueblo.

Por si no estaba lo suficientemente despierta desde la playa ,recuerdo cómo se oían los cañonazos  y la isla se sumergía en otro tiempo. La iglesia de la Virgen del Sufragio permanecía inquieta recordando otros cielos teñidos en blanco y negro ,con el alma suspendida en el recuerdo de lo que fue aquél pueblo marinero.

Ya ha pasado un año como un ciclón y aunque algunos días como el de hoy parecen no tener alas y pretenden pasar desapercibidos, algunos recuerdos aún se pueden paladear .Cierro los ojos y siento ese calor húmedo y pegajoso que a veces hacía todo denso pero que en días nada más que para diversión hasta le pillas el gusto.

Todo era nuevo, todo me parecía seductor y con los ojos bien abiertos como una cría que pisa por primera vez una feria o un parque de atracciones, todo reclamaba mi atención y me ilusionaba.

Estuviera cansada por las horas de playa o no deseaba que el día y la noche no tuvieran fin para así no olvidar en las horas bajas que a veces los planes salen aún teniendo todo en contra. Hoy los  barriles de cerveza están vacíos y el césped pisoteado se siente aliviado, aún quedan chupitos de whisky en los rincones más insospechados y la gente que se ha conocido se busca en las fotos y las comparte  en un envío exprés  envuelto en resaca y nostalgia,mientras se escapa un :"nos vemos en 2015 " sentenciado por litros de  cerveza, decibelios  al por mayor y esa sensación de ropa seca que al ponértela sigue empapada a partes iguales de consagrada ilusión y esa humedad pegajosa que dejas atrás cuando abandonas la autovía del Mediterráneo.