Me asustaban los ojos extraños, los que me miraban desde la pantalla cuando buscaba información. Me espiaban y me sentenciaban juzgando sin parar. Los ojos de almendra me miraban desde una terraza con mesitas redondas y manteles de cuadros. El vecino miraba que nadie le viera porque aún dudaba si saltar. Ojos y ojos; y de nuevo...más ojos. Ocultos, sedientos de amor. Envueltos en papel celofán, acaparando marquesinas,miradas encendidas y escaparates que no volverán. Desdoblados en cristales gruesos y en lentes de firma que languidecen pestañas tamaño abanico. Rojos de humo, color colirio o de fiebre de verano y de sexo.
Saltones, buscones, profundos, mezquinos...Aman y matan. Lloran y ríen, te cuentan y dicen...y en ocasiones, también mienten.
Los ojos engañan menos que los labios.
ResponderEliminarTouche!Las bocas son muy mentirosas, pero entre despiste y miope...veo ojos a puñados y no sé interpretar miradas
EliminarTodos miran con la misma intención. Que gran objeto de perversión.
ResponderEliminarAnda con lo que te quedas del texto jejeje O sea que los ojos...¡unos putillos en toda regla!
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