viernes, 23 de mayo de 2014

ALGO NO ENCAJA

Él ya no se sentía de ninguna parte. Había ido dando tumbos por distintas circunstancias y sin saber cómo había ido a parar allí. Ninguna de sus expectativas se habían cumplido y más cerca de los cuarenta que otra cosa, había visto que amigos y amores simplemente dependían de las situaciones. Aún así, siempre buscaba y esperaba algo más.
La noche se presentaba tranquila ,nada inusual ni diferente a otros tantos viernes. Amigos de ida y vuelta ,de copas y de nada más. Un día de feria, de familias, de incipientes o consagradas parejas y él sin tener con quien quedar. Es cierto que quizás si buscaba en la agenda alguien estaría disponible, pero no con quien quería quedar. Sus amigos ,aunque a disgusto, quedando bien con  sus respectivas; su chica trabajando y más lejos cada vez de lo que eran al igual que los compañeros de trabajo que había considerado amigos. Todo le iba alejando cada vez más de aquí.
Echó la persiana de la tienda en la que trabajaba con remedios para todo. Saludó al chico del bar de al lado que siempre tenía pequeños de talles con él y se fue al primer sitio que encontró donde no le conocieran para poder pensar tranquilo y tomar unas cervezas. La gente le observaba porque era la única persona sola en una mesa y se sintió algo abrumado. Pidió una cerveza y se entretuvo en mirar el teléfono ,pero aún así se sentía inquieto. Era como si una repentina alergia le invadiera. Alergia al asfalto, a las miradas desconcertantes...a casi todo. Se empezó a tocar el pelo y notó algo extraño en su cabeza. Pidió una cerveza más ante las miradas atónitas y pidió la cuenta lo más rápido posible.
Claro como era fiesta en la ciudad la gente estaba repoblando las calles de la ciudad y no encontraba el modo de volver a casa. Al fin consiguió dar con una línea que le llevara a casa, pues se sentía tan abrumado que sólo pensaba en su terraza sin techo y una ducha caliente.
El conductor le miró igual que el resto y no respondió a su saludo. Más de lo mismo, pensó bajando sus largas pestañas de un modo triste; y deseó pegar tres zapatazos y aparecer en casa ,pero aún se encontró con una clienta de la tienda que también le miró del mismo modo y cuando el la saludó ella preguntó que quién era.
Habían pasado cosas extrañas en su vida y la pérdida de su familia le había afectado de sobremanera, pero ahora sí que no entendía nada. Era como si de repente se hubiera vuelto transparente como una loncha de jamón del bocadillo del bar de la esquina. Él, Carlos, el chico listo de la clase y el que parecía que iba a despuntar en tantas cosas.
Llegó al portal de soslayo sin querer mirarse en los espejos. Encendió la luz del pasillo y empezó a quitarse la ropa que fue dejando tirada por el salón ,haciendo un camino con cada prenda hasta el baño. Llenó la bañera hasta arriba y se preparó una copa de vino mientras revisaba el correo. Nada, había desaparecido en las redes sociales, no había mensajes y su blog a la vez que sus comentarios habían desaparecido.
Se sintió desfallecer, aquello no podía ser cierto. No entendía cómo había ocurrido  ya iba a empezar a preguntarse y a calibrar el problema y su raíz, cuando en el espejo bajo el leve vaho que se había ido formando, leyó: HOY SOY INVISIBLE PARA TODOS PORQUE ME NECESITO SÓLO A MÍ,QUE ME TENÍA MUY ABANDONADO. Atónito intentó borrar aquellas letras ,pero para su sorpresa, éstas habían ido acampando en su rostro dejando aquél lema escrito en colores por cada trozo de su cara.

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