miércoles, 16 de abril de 2014

NO TODOS LOS RÍOS VAN AL MAR



Las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas hasta empaparlo todo.Primero sus ojos se fueron convirtiendo en los de un mapache hasta ir alcanzando cada parte de su cuerpo.Ya no sabía el porqué de su llanto, nos sobran los motivos, pensó.
Sintió un frío helador porque aquella lluvia provocada por ese torbellino de sentimientos le estaba calando hasta el tuétano.La falda larga de vuelo iba poco a poco quedándose como el papel pinocho y bajo sus pies se iban formando pequeños estanques. Las horas pasaban y aquello lejos de cesar iba en aumento. Intentó concentrarse, pensar cosas alegres ,revivir tiempos mejores. Nada ,era imposible. Le escocía la piel y sentía frío pero con cada nueva lágrima se sentía menos pesada y más liviana. Pensó quizás que cuando aquello parara se habría convertido en un pez cristalino que iría sorteando aquellos estanques que formarían ríos y desembocarían en el mar; pero en su lugar dadas las últimas circunstancias económicas decidió que tenía que probar algo nuevo ,así que decidió embotellarla. Cuando el líquido pasó al recipiente, que había sido recogido cuidadosamente en distintos cubos ,cayó en la cuenta de algo nuevo hasta entonces para ella. Cada botella adquirió un aroma y un color diferente y en el aire en semicírculos pintó un remedio diferente. Se dirigió  a la Fuente de Hierro y empezó a colocar su tenderete con agilidad. Un vistoso letrero con colores hasta ahora desaparecidos del planeta serpenteaban su leyenda, en la que se leía cada vez de una forma y color: aguas terapéuticas.
Empezaron a llegar visitantes de todas partes y ya nada volvió a ser como antes, al fin, había encontrado su razón y pudo ver que al menos tantas lágrimas habían servido para algo y que nada en esta vida ,hasta lo peor, era inservible; sólo había que mirar de la forma adecuada.

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