SUEÑOS A CARBONCILLO

Él,pintaba todo lo que no podía ver. Empezaba siempre en un cuaderno de dibujo del que siempre se acababa saliendo para terminar pintando en la mesa , el mantel o en la cama.Al principio,todo empezó de forma casual cuando sólo quería dibujar formas y volúmenes y los colores y las esferas y cubos parecieron cobrar vida hasta volverse tridimensionales. Otras , se quedaba dormido, tan dormido que hasta el más leve sonido le hacía enfurecer. Lo único que sabía hacer era aquello ,el resto del día sobrevivía  a base de comida enlatada y cervezas ...y dormía . Dormía cuando había vida en las calles, la que él no comprendía y cuando todo entraba en la burbuja del silencio y los relojes se paraban, despertaba a todos los habitantes del estudio con un gran estruendo. Los óleos y acuarelas, los lienzos y el viejo caballete. Todo era orden dentro de aquél maravilloso caos. Nunca sabía dónde empezaba una obra y dónde acababa y a veces las paredes sin saber cómo amanecían decoradas de forma diferente a la mañana siguiente. Al despertar todo le resultaba banal y vacío ; y sus pensamientos sólo parecían pequeñas motitas envueltas en el gris que dejaba en toda su gama el carboncillo realizando cualquier trazo de un mero boceto. Enfadado con el mundo, esperaba a que llegara su noche para vivir a través de la pintura, donde a través de sus diminutas gafas que se iban resbalando poco a poco con cada pincelada, volver a vivir, parecía envejecer cada día ,restando años cuando se metía en el estudio. Apenas era capaz de salir a la calle y había tomado la precaución de salir para lo imprescindible y cuando las calles empezaba a dormitar. Aquél día salió antes de lo previsto, tenía que comprar algunos colores que había engullido la pared para  alimentarse, dejando su obra algo tenue, así que se dirigió a la pequeña tienda que estaba cerca de las Ramblas junto a la Plaza Real .De espaldas a él, un lienzo enorme había captado toda su atención. Cuando despacio y paso a paso lo tuvo frente a él, no pudo dar crédito. Sobre lienzo color sepia y en colores pastel ,estaba él  trabajando en su estudio . Parecía alegre y a la vez lleno de secretos. El lienzo no tenía firma, así que decidió preguntar al vendedor.

Sus palabras fueron frías pero concisas. Ahora sí que no entendía nada, pero tenía que ir a aquella exposición .A la hora precisa y vestido de etiqueta,el viernes ,en una galería pequeña del barrio del Born .Quizás quien exponía era la causa de todos aquellos días sin sentido, y con cada uno de sus cuadros le había robado el color a su vida para convertir la suya en obra de arte, pues aunque no sabía aún si el apellido Clottet pertenecía a hombre o mujer. Sólo faltaba un día para conocer la verdad ,eso sí tenía que estar preparado pues la cita era a la una...pero no de la madrugada.