AIRES DE CIUDAD

El aire huele a otro tiempo, en el que se entremezclan los recuerdos. No sólo los míos, sino los de cada mujer que dejó huella con sus firmes pisadas tratando de cambiar la sociedad de una época. Hoy no he podido evitar pensar en una en concreto, en Encarnación Aragoneses, más conocida como Elena Fortún. A ella le tocó una época mucho más cruel, pero aún así continuó. Con su pluma retrataba a diversos personajes infantiles de aquél tiempo y en clave de humor se entremezclaba toda una crítica hacia el mundo de los adultos , donde los niños eran los verdaderos protagonistas con sus incesantes travesuras tratando de explicar el mundo a su manera. Hace no mucho supe que en el Parque del Oeste alguien decidió dedicarle un lugar, así que tengo visita obligada. Me pregunto si pisó la azotea del Círculo de Bellas Artes ,o si sus ojos se posaron como los míos buscando otro horizonte entre los tejados de pizarra y las cúpulas de Madrid ,o si las calles de Alcalá o Gran Vía la echaron de menos cuando le tocó exiliarse. A veces cuando me flaquean las fuerzas pienso en ellas, en sus vidas y en lo que lucharon y a veces pienso, aunque sean las menos , que aún soy privilegiada; y cuando piso las terrazas de Madrid siempre mi mente vuela porque la ciudad es eso, una y diez mil a la vez, con sus siglos de historia ,o vacía y desprovista de todo encanto en cualquier esquina tenue. Pero lo que sí es cierto, es que con semejantes vistas siempre veo un nuevo horizonte y me engrandezco cuando observo desde las alturas lo pequeña que es la gente y mis miedos.Y aunque mis ojos tardan tiempo en acostumbrarse poco a poco a la luz tan intensa de Madrid ,nunca falla, los ocres de la estación venidera lo son aún más y el gris plomizo del invierno no lo he encontrado en otro lugar. Ella...te engulle, te atrapa, te enfurece o te ilusiona con cada cambio estacional.