jueves, 22 de agosto de 2013

LA CHICA DEL HÁMSTER

La ciudad es pequeña, demasiado para las malas noticias.Hace días pensé en ella ...tan menuda, tan dulce. Con ella despotricaba a gusto de la compañera que les hacía la vida imposible, en la empresa en la que cuando llegué, trabajaba mi madre. De nuevo yo era la pequeña y la hija de su encargada,Mayte ,a la que todo el mundo adoraba. Hace poco pensé en ella ...en Sandra. Hoy,precisamente hoy, que he andado kilómetros hasta el trabajo bajo un sol de justicia y mientras intentaba buscar el sol a mis días aunque reluce pequeñito como una nuez, una amiga que la conoce sin yo saberlo ,me trae noticias de ella que prefiero no saber. Ella, la chica más pizpireta ,también, con la enfermedad maldita. Un golpe más de algo que conozco demasiado cerca y me rodea ;y a mí,sólo me queda una explicación para algo tan atroz: que aún necesita volver a la tienda donde fue feliz, a la ropa hortera y las perchas sin colocar. A la obsoleta máquina de etiquetar que tanto odiábamos, mientras nosotras o Pili decíamos... "etiquetadme, que me voy al escaparate antes de que venga Julián" Y entonces ,entre risas, las tres hacíamos nuestra comedia mientras el jefe y su aire chulesco subía las escaleras del centro comercial. Pasos lentos y arrastrados, con su pelo canoso y sus vaqueros caídos que a las tres nos hacía horrorizar. Hoy ,la vida es más injusta que nunca, no hay para más en estos momentos. Y yo, que no creo en nada,pido que sea un mal sueño y que sea otra Sandra aunque nadie lo merezca. Pero otra ,que sea mezquina y que nadie quiera; no la mía, la que conocí entre cajas de Marchatrapos y cigarrillos en el baño, a escondidas de mamá. Aún así ,no pierdo la esperanza,aunque hoy soy ovillo. Ovillo de lana y me tapo... los ojos ,los llantos, las risas y las pestañas.

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