sábado, 4 de mayo de 2013

SIN CLASIFICAR

Duermes esperando que el despertar sea mejor y sueñas deseando no tener esas pesadillas que se deshacen como las cenizas de un cigarrillo con el sol de la mañana. Musitas que cuando pises la arena escribirás los deseos que se esfumaron hace tanto tiempo y cuentas los días que faltan para que la arena y el sol quemen tu piel y las olas se lleven esos deseos mar adentro para devolverlos una vez cumplidos. Esquivo las baldosas amarillas  y salto a la pata coja para no pisar las rayas y así no tentar a la suerte y evito el cruce de caminos porque en este instante no sabría cuál escoger. Sigo persiguiendo destellos aunque sean como una estrella fugaz y acaricio con los dedos de mis manos el arco iris que cada tarde se refleja en los rincones de esta casa.
Cojo un trébol de cuatro hojas que encontré entre las páginas de un libro  y que mi abuela recogió para mí y repito algunos mantras para envolver una realidad en papel celofán, para sortear los frentes y obstáculos y salir indemne de esa situación que en tantas ocasiones me encoge y me abruma y me gustaría poder saltar a kilómetros con una pértiga.

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